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“¡SOY FRIGIDA Y NO SIENTO PLACER!”: La libertad

 

Con estas palabras la libertad expresó su inconformismo por ser usada vilmente en supuesto estado social de derecho que no existe.

 

Por: Laura Ramírez Norwood

 

Aunque a simple vista estas palabras parecen dichas por nuestro ex procurador Alejandro Ordoñez, que no tengo ni la mínima idea de si por algún motivo conoce que es el placer, la realidad es diferente. Esta vez quien se siente impedida de alcanzar un orgasmo haciéndole justicia a su nombre y al significado del mismo, es La Libertad.

 

De acuerdo a las leyes dictadas el 9 de mayo de 1834, 17 de mayo de 1924 y del 9 de noviembre de 1949, el escudo nacional consta de varios elementos que tienen diferentes significados. En este caso, el que representa la libertad es el gorro frigio, de un hermoso color rojo pasión que es precisamente lo que le falta a los que nos dirigen.

 

Con exactitud actualmente es así: “La faja del medio, sobre campo de color platino, va un gorro frigio rojo enastado en una lanza, que recuerda el espíritu de la república y a su vez, es un símbolo universal de libertad”.

 

Lo que me llena de curiosidad, es que desde 1984 somos personas frígidas y ahora el senador Efraín Cepeda, quien es el que ha realizado esta propuesta de proyecto de ley y la ha presentado en 3 oportunidades al senado, no se haya dado cuenta de un pequeño error que le cambia la connotación total al significado de este símbolo de libertad: “La faja del medio, en el campo de platino, lleva en el centro un gorro frígido enastado en una lanza”.

 

Mi estimado lector, ¿ha podido usted darse cuenta del pequeño cambio que aparece en el proyecto de ley? La frigidez, es la incapacidad del ser humano de sentir placer y de llegar al orgasmo en una relación sexual. ¿Cree usted que esa incapacidad es directamente proporcional a ser libre?, pues en lo que a mi concierne no es así.

 

Aunque las connotaciones del color rojo que lleva el gorro frigio son pasión, fuerza, vitalidad, es todo lo que les falta a aquellos que están en el poder. Y aunque este se encuentra enastado o puesto sobre una lanza, creo que los colombianos estamos es empalados como un cuy asándose para poder ser degustado por un comensal, con algo grueso y doloroso llamado corrupción. Corrupción que se encuentra enmarcada en las mismas normas que nos rigen y en aquellos que supuestamente deben hacer valer el significado de la justicia.

 

Lastimosamente somos como pequeñas y tiernas sumisas, sometidas por nuestro “estado social de derecho”, que nos puso en cuatro y nos vive dando golpes en el trasero con un látigo negro de cuero, diciéndonos que lo que ellos dicen es lo que se hace y que simplemente no tenemos derecho a protestar.

 

Es triste ver que este proyecto de ley ha pasado por tantas manos, manos sucias, y que además se jactan de estar extremadamente preparadas para asumir el cargo en el que se encuentran, y que ninguna de esas manos haya tenido la perspicacia o la habilidad de poder encontrar el error. Lástima que esa platica invertida en la educación de esas manos se haya perdido.

 

A mi criterio lo único que han podido meternos hasta el fondo son alrededor de 625 elefantes blancos, la sublime ley 100, que nos prometió un sistema de salud donde los derechos humanos iban a primar y donde la calidad de vida sería la prioridad y donde actualmente ni siquiera se está prestando una atención decente, y una particular forma de jugar a su favor las leyes que deberían ajusticiarlos. Como es el caso del señor Álvaro Uribe Vélez, a quien se le otorgó en el 2013 el título de “El gran colombiano”, siendo él uno de los canceres que tiene más jodido al país.

 

¿Podría usted alcanzar un orgasmo con esto? Se nos metieron a la cama y nos volvieron fríos e infelices.

 

Pero la mayor realidad, es que los incapaces de satisfacernos a todos los colombianos trabajadores y luchadores son esos que nosotros mismos elegimos en este país democrático, donde siempre son los mismos sucios (y no hablo de sucios en el buen sentido), corruptos quienes nos meten los dedos, y no es donde usted quizá podría sentir placer, si no en la platica que sale de nuestro bolsillo para robársela y cometer delitos por debajo de la mesa. Mire usted el caso ODEBRECH, que es lo más fresco y novedoso a nivel de corrupción y donde todos aquellos que creíamos medio decentes están más untados, y no de cremitas que tienen un intenso olor, si no de fechorías.

 

Entonces mi estimado lector, ¿Quiere usted seguir estando sometido a los más bajos y oscuros deseos de aquellos que volvieron al estado y a la democracia en un cuarto oscuro de placer, donde lo que menos hay es placer?

 

Esa libertad que expresó con mucho dolor que “ES FRIGIDA Y NO SIENTE PLACER”, somos todos aquellos que somos denominados colombianos, que no podemos salir a marchar, porque terminamos siendo vándalos, donde defender nuestros recursos naturales es una aberración y donde querer lograr el cambio es algo impensable. Ese gorro frígido, es la representación de que aquello que está gobernándonos no solo no nos da placer, si no que nos incita a buscar la manera de encontrarlo (es este caso resignándonos porque ya todo está muy jodido) saliendo del país y dando nuestros talentos a una patria que no es la nuestra.

 

Por el momento, aunque gracias a Dios, como diría el ex procurador Ordoñez, no ha sido aprobado, los invito a que nos liberemos del yugo de nuestro “Amo” y dejemos de ser tan masoquistas, no podemos seguir permitiendo que las acciones de aquellos que elegimos para que satisficieran nuestras necesidades sean plausibles ante los ojos de los extranjeros, mientras que nosotros nos comemos el tierrero.

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